Las fachadas con cerramientos exteriores y correderas dejan de ser estancas desde el momento de su construcción, lo que las sitúa frente a un posible riesgo futuro. La lluvia y los vientos húmedos son perjudiciales para este tipo de fachadas, lo que provoca problemas de humedad tanto en el exterior como en el interior, y de forma inevitable influye negativamente en el equilibrio energético del edificio.
En la parte externa, los daños en la mampostería quedan claramente visibles. En el interior, fácilmente prolifera el moho y el estuco termina quedando dañado.
Para evitar todo esto se debe reparar la fachada para el tratamiento de todos los daños. Para una protección de la fachada a largo plazo frente a la acción delmedio ambiente, esta se debe tratar con una impregnación de Silstone. Previo a este tratamiento, se debe llevar a cabo una exhaustiva limpieza de la fachada para evitar atrapar la suciedad detrás de la capa de impregnación. Existen varios métodos de limpieza. Nuestros expertos le aconsejarán sobre qué técnica es la más adecuada en su caso.